Sunday, February 26, 2006

El verano pasado, tuve la muy buena fortuna de hospedar a mi primo Rogelio, su simpática esposa Edith y su cariñoso hijo Rogelio. Tengo quince años que é estado viviendo en Nueva York, y han sido 15 años que é estado escuchando la misma promesa que ellos tienen pensado de visitarnos y conocer unas de las mejores destinaciones del mundo para una vacación en alguna ocasion.

Para empezar, Rogelio y yo somos casi de la misma edad; solamente separados de nacimiento seis díaz. Nos creamos juntos y viviendo solamente a un kilometro de distancia. Casi gemelos. Nuestros padres son hermanos. Nuestras madres cargaron nuestros embarazos juntas. Nuestras experiencias son muy similares.

Así que cuando me avisaron que verdaderamente estaban investigando pasaje de avión y estaban cerca de hacer las reservaciones, me alboroté y empecé hacer todo lo posible para que tal visita fuera una muy memorable. Una que nunca se les olvidará.

Rogelio es uno de los huéspedes que é esperado por muchos años y las mejores preparaciones se tienen que realizar. Mi esposa también sentía la misma necesidad de hacer una buena impresión con ese ramo de mi familia. Se pasan los años y no hacemos el mayor esfuerzo para mantenernos mas informados que la tarjeta navideña. Es una lastima porque las otras ocasiones se han revelado solamente para compartir con las bodas o los funerales. Pues, esta visita se presta para todo lo bueno.

Llenamos el refrigerador. Llenamos los gabinetes con botana. Fuimos y compramos cerveza y licor. Contratamos a una señora para que limpiara la casa. Conseguimos boletos para un parque acuático y para dos juegos de los Yankees. También, boletos para un paseo del puerto de Nueva York en un barco. Hicimos reservaciones para una hospedada de hotel en Washington, D.C.; aprovechando de regresar a esa ciudad con ellos para que conozcan la capital Americana. Ademas, invitamos a vecinos y a varios amigos y a sus familias a una barbacoa/carne asada. Fue una fiesta con los invitados de honor siendo mi primo y su familia. Tanta fue la alegría. Todo adornado con el jardín de Nueva York y todo lo que Nueva York ofrece.

El vuelo llego a Kennedy tarde por la noche en un día Jueves. El listón se corto entonces y convivimos los siguientes 13 días. Me pego una depresión cuando los deje en el aeropuerto para el viaje de regreso.

No me é entretenido tanto desde que mi gran amigo Julio estuvo en Nueva York.

Algún día, ojala, si se alinean las estrellas, Rogelio y Julio quizás vienen a ver me juntos, cuando nuestras señoras y niños estuvieran en algún otro lugar. Ellos compartiendo con los suegros y nosotros compartiendo con nosotros.

Mi esperanza es de sobrevivir y poder contarles de tal visita algún día.

*!*

Saturday, February 11, 2006

Every day is a different day. Some days are like other days, but everyday is truly different and does distinguish itself from the next.

Some days, I drive to work and the street lights and traffic bow to me. Some days, the coffee is better than others. Some days, after the wind blows, I can see forever. Some days, the sense of smell alone is a good reason to celebrate life. Some days, a fleeting glance lands on a captivating woman at the same moment that she does the same and some days she smiles back. Some days, when I pay for something I have the exact amount to tend. Some days I find money. Some days, I eat something memorable. Some days seem longer but for all the good reasons. Some days seem shorter for the better. Some days, a song brands itself in my mind and that song is a good one. Some days, I'll learn something good that I'll never forget. Some days, I'll go to a gathering and its a good one. Some days, I'll get a great telephone call. Some days, something great will be on television. Some days, I'll receive something good in the mail.

Recently, I've not had one of those "Some days" happen.

It's been a string of "One of Those Days".

Gotta find me a shaman soon.

*!*